MOMENTO
-Mi madre y mi padre esperan junto a
la lumbre –murmuró la abuela entre dientes, al tiempo que el sonido de la
consola inundaba la estancia oscurecida.
Entornó los ojos y giró la cabeza buscando el
hueco donde cada día encontraba el sosiego de los troncos ardiendo y el puchero
lleno. Los libros, las aulas, los niños…vendrían luego.
-Mami, la abuela ha vuelto a decir
algo- gritó Mateo sin levantar la vista.
La respiración a su lado se agitó
inquieta cuando una voz distante acarició la tarde.
- Momentos de recuerdos, cariño.
Begoña García
Martín Promoción 1978
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SUBLIME COCCIÓN
Azucena
PARTOS SIN IGUAL
Son casi como hijos tuyos decían y es cierto, durante casi
40 años he parido más de 6000 hijos.
Azucena
QUIEN A HIERRO MATEO A HIERRO MUERE...
La historia es al revés. Al principio te marcas objetivos pequeños, con que un
alumno supiera que Hernández , de Mateo, se escribe con h y con acento en la a,
me daba por satisfecha. Pero a la larga la sonrisa de un niño no sirve para
salvar el mundo, igual que las pipas no sacian el hambre, ni el perro es el
mejor amigo del hombre; en todo caso, el mejor amigo de un perro será
otro perro, yo qué sé. El caso es que nada es como lo cuentan. Así que luego
intenté que la h la pusieran en mayúscula,y también la m de Mateo, por ser
nombre propio, ya sabéis. Yo no hice las reglas, solo intentaba aplicarlas. El
caso es que hay demasiadas reglas y ninguna las hemos hecho nosotros, eso es
algo que se va descubriendo. No hay más que pensar en lo extraño que es que
Hernández acabe en z, y lo que sucede en medio tiene miles de maneras de
formularse. Solo hay una norma más: tienes que saber por qué lo haces. Así que
a lo largo de los últimos años tan solo intenté enseñar eso: que hay un
principio y hay un término, todo lo que escribas entre ellos es lo que te hace,
entonces procura escribirlo bien.
Hacía mucho tiempo que no tecleaba Mateo Hernández.
Lo escribo bien y sé por qué lo escribo.
Debí aprender algo dando aquellas clases.
Hacía mucho tiempo que no tecleaba Mateo Hernández.
Lo escribo bien y sé por qué lo escribo.
Debí aprender algo dando aquellas clases.
Azucena
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LA CLASE DE SECUNDARIA COMO SITUACIÓN COMUNICATIVA
-EMISOR: único; finge saber de qué habla; se hace ilusiones
sobre su capacidad de enseñar; hace lo que debe (se supone) y cobra por ello.
-RECEPTOR: múltiple; finge (o no) interesarse por lo que
escucha; se hace ilusiones sobre su capacidad de aprender; si no hace lo que
debe, o hace lo que no debe, podría cobrar.
-CONTEXTO: neutro, favorable u hostil; suele estar
amueblado; caliente, tibio, destemplado, congelado; con accesorios (como
ventanas, perchas, encerado...); acústica distorsionada; olor indefinible.
-MENSAJE: interesante (raras veces), soportable,
no-me-entero-de-nada, infumable, verdadero coñazo; susceptible (no siempre) de
ser convertido en apuntes.
-CÓDIGO: alfabético, numérico, laberíntico; penal, de
barras, de circulación (si no te lo aprendes, no te dan el carnet).
-CANAL: Canal de la Mancha, Disney Channel, Paseo de
Canalejas, canalillo...
Sonó el timbre. Se acabó la clase. Ufff.
José Ángel HernándezMercedes
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LA MÁQUINA DE DAR ALAS
Álvaro Serrano 2015
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Esa mañana me puse las botas azules de combate. Tocaba
Bécquer, me tocaba a mí leer la rima XI en medio de un arrobo pueril y
descarado. Me puse el colorete, me puse la mirada más honda que tenía y abrí la
puerta. Pasó la vida, pasó un ángel y empecé “…Yo soy ardiente,.. yo soy
morena…, [Ven, ven tú]”. Y llegó, y cada viernes ansiado. “Yo soy el símbolo de
la pasión, de ansia de goces mi alma está llena […] puedo brindarte dichas sin
fin, yo de ternuras guardo un tesoro” y allí con el lápiz de cedro escribí
“…como violetas”.
Miriam
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Transitaba, desbordada entre algazaras y bullicios, después
de un agotador día de clase. De pronto
-¡Hola!- Me llamó por mi nombre. Un hombre/mujer hecho y
derecho. Con vigor y entusiasmo me dijo - me diste clase-. Respiro intenso,
pausado y muy largo, como si quisiese arrebatar un soplo vital abandonado
durante años. Los segundos se paralizan en este instante conmovedor e
irrepetible. Reconocerlo/a a través de la bruma de los años-nebulización
celeste- diría Joan Fontcuberta.
Después de unos minutos de azuzar la memoria de mis tiempos,
de rastrear la sombra de una sombra, estancias que el corazón no entiende,
tropiezo con la realidad: una mirada y un gesto con alto voltaje. Resignada no
me queda más remedio que marcar el olvido como propio, tachar a todos de la
mente y después, para encontrarme en armonía, a mí misma.
Amparo Sánchez Rivero
RECUERDO
Día tras día, el profesor ante ojos
expectantes, inquisidores, curiosos...
Su respuesta: una invitación a descubrir la belleza y la verdad de
las palabras de otros.
Día tras día, reacciones sorprendentes:
--"Este Garcílaso es un lloricón."
--"Esto mola, profe."
--" Y esto ¿ para qué sirve..?"
Y ahora, la duda: ¿ Habrá servido para algo?
Reyes Laso
PEDAGOGÍA
- !Cállense! !he dicho que se callen!
Se oye el vuelo de una mosca.
- Ustedes a oír y tomar
apuntes.
!Yo soy el
"pro-fe-sor"!
Silencio. Silencio...
- !Oiga! ¿Y si usted
"maestro" y nosotros "alumnos"?
- ¿Quién habló?
Silencio; pero:
- He sido yo, Pepa, alias "la
Nebrija".
Silencio, también del profesor
Reyes Laso
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De repente
SINTAXIS
Fueron pasando los años, las semanas culturales, los recitales de música y poesía- de los que te librabas a duras penas- los torneos de fútbol de los recreos -que bajo ningún concepto debían acabar-, la separación de ciencias y letras, el buen rollo de los profesores, compañeros que dejabas por el camino, amigos y amores nuevos… Pero siempre sin saber para qué cojones servía la sintaxis.
Diego Rivas García
Cristian Sánchez Sánchez
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PUNTO DE PARTIDA
A partir de allí tuvieron que viajar solos por un camino plagado de cruces, obstáculos y apeaderos. Pero por muchos desvíos que hayan cogido, nunca han perdido de vista esos años en los que aprendieron que, a veces, lo que escuece, enseña; que las lecciones más importantes no se encuentran en los libros; que hay recuerdos que llenan toda una vida; que la amistad no entiende de distancias y ,sobre todo, que siempre hay que seguir hacia adelante pisando y pasando con intensidad.
Isabel Herrera Badosa (1996-2000)
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UN VIVO
Atanasio Pinochez era un alumno desahuciado por los médicos,
al menos eso afirmaba él cuando su aspecto doliente provocaba la inevitable
pregunta: qué te pasa ,Ata?
En la primera sesión de evaluación, el tutor informó, con
aire muy contrito, de la tragedia que se cernía sobre una persona tan joven. A
todos se nos cayó la justicia a los pies y casi todos ( siempre hay algún
kantiano de ideas muy claras) resolvimos nuestras dudas y dilemas a favor del
moriturus. ¿Quién deja para septiembre a aquel que puede morir en agosto?
Al curso siguiente Pinochez seguía allí y, como no se
frivoliza con estas cosas, pensamos que la demora se debía a su lucha denodada
contra el destino; o, mejor aún, a que la Divina Providencia había rectificado,
arrepentida sin duda ante los buenos resultados académicos del muchacho.
Así pasó otro curso y otro…
Un buen día, pasados los años, me crucé con él por la calle.
Su mirada me lo explicó todo:
“pero ¿qué creíais, gilipollas, que me iba yo a tragar todas
vuestras chorradas?”
José Herrero Bustos
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De repente
De repente, decidió que tenía que actuar. Confiaba en ella
como nunca lo había hecho en nadie. Podía sentir dentro su esencia frágil pero
volátil, su deseo de estallar. No le quedaba otra que luchar por lo que creía.
Se armó con su mejor literatura, sus caóticos sueños y un
puñado de algoritmos de alegría. Estaba preparada para convertirse en un arma
de educación masiva.
Noelia Casas
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ANIVERSARIO
Los que me amaron, los que me odiaron, los que me tuvieron miedo, los que me soportaron, los que me utilizaron, los que sacaron lo mejor de mí, los que me respetaron, los que me abandonaron. Hoy los recibo a todos con los brazos abiertos, hoy, que he llegado a esa edad en que la experiencia y la madurez bailan conmigo y sé que lo importante es formar parte de esa etapa, tal vez la más convulsa de una vida, en la que el árbol puede seguir al tutor o torcerse para siempre. Hoy los miro, veo cómo se reencuentran, se reconocen, se abrazan, se emocionan...y yo sigo aquí, observando, y así seguiré, inamovible, mientras la vida siga pasando por mis aulas.
CHARO CORTÉS SÁNCHEZ (Promoción 1979)
-------------------------------------------------------------------ESA TARDE
“Primero se llevaron a los comunistas…” esa tarde, la tarde, en segundo de B.U.P, clase de Ética con Pepe Bustos (lo que ha llovido… Había B.U.P… ¡y había Ética!) empecé a revolverme por dentro. Creo que todavía lo sigo haciendo.
En aquellos años del Instituto, con aquellos profesores y aquellos compañeros y nuestras tardes de guitarra y de Rayuela, de “Still loving you” y del capítulo 7, de la Maga y de Angus Young en continua mezcla sin orden ni pretenderlo, empecé a pensar por mí mismo, y me gusta creer que lo sigo haciendo.
No creo que haya mejor enseñanza. No es muy cómodo ni muy útil en estos tiempos, pero seguimos pensando. Y seguiremos. Siempre.
Alberto González. C.O.U. del 86
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Lección
de libertad
24 de febrero
de 1981. Martes. Entro en el aula. Miradas de expectación y sabor a metal. Hoy
las vanidosas explicaciones de Gramática me atan. Hoy daré tregua al verso y la
metáfora. Hoy, mejor, una canción sin
grito ni ceño; una lección de dignidad, sin bostezos.
Hoy nos toca
Labordeta
Rosa Ramajo
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MIRANDO ATRÁS SIN IRA
Años 70-80. Adolescentes sin móviles, sin
ordenador…¿Quéééé…? Piensan los chicos de ahora….,
Comic y tebeos, obras de teatro, novelas. Tiempo de
silencio. Profes cercanos. Y lejanos también. Apuntes. Carpetas forradas con
fotos nuestras y de nuestros cantantes, actores, grupos de música favoritos.
Queen, Deep Purple, Sting, Dire Straits…
Camino del insti…………..un vasto descampado. Barros cuando
llueve. Suena el timbre. A clase.
Ciencias, Lengua, Mates…..un pitillo entre clase y clase.
Recreo. Algarabía. Bocata de tortilla. Raquetas y palmeras de chocolate.
Deporte, baloncesto, fútbol…Risas y carreras.
Año 2017. Mirando atrás sin ira. Recuerdos. Sonrisas.
Rosa Cuadrado
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VEINTE AÑOS.
La voz de la profesora de Literatura atravesó el aula y dos
décadas. Saltó por los aires una librería y toda la energía entregada al mundo
de los libros, varias estancias y vidas en Madrid, Barcelona, Salamanca y otra
lista de ciudades. ¿Una paternidad? Conversaciones, comidas, duelos, risas,
alegrías, lágrimas, frustraciones, viajes y sí, unas cuantas chicas, pero
especialmente una, claro. Dos décadas atrás y miraba por la ventana ensimismado
observando los del turno de Educación Física corriendo por el recinto del instituto.
“¿Y bien, se va a dignar citar al menos
tres nombres de la Generación del 27 o una vez más ha decidido que no le
atañe?”.
Rafa
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BAILANDO CON SIGLAS DURANTE 40 AÑOS
EGB, INB , BUP, COU, ESO,
IES, CRA
FOL, ACNEE,
CCP, FP , PGA, CP, CPR, PC, PCC, PDC, PEG, POLE , PGS, PT,
ATE, ATI, TIC
PAU, PAEU, EBAU.
PAU, PAEU, EBAU.
PISA, PROA, EPA, APA,
AMPA, CEAPA, CONCAPA,
LOGSE, LOE, LOCE,
LOPEG, LOPEGCE , LODE, LOMCE,
FETE, USO, CSIF,
ANPE, STES, , STEC, CGT,
PP, PSOE
¡Que nos quiten lo bailao!
Rosa María Ramajo
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OTOÑO DEL 81
Otoño del 81. Aníbal Núñez nos da una conferencia sobre un autor de cuyo nombre no me acuerdo (y Azucena siempre me recuerda). Una hora para dos versos. Dos versos en una hora: el mar, las olas… Como un alquimista de la poesía nos destapa el tarro de las esencias; la admiración por la inteligencia, la audacia, la intuición, la ironía…. Y así, de repente, ya en el último curso del instituto, nos dimos cuenta que nos habíamos hecho mayores. Ya estábamos preparados para afrontar un destino que aún contamos.
Carlos Macarro Alcalde, 2017
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Las “pequeñas” cosas
Del Mateo recuerdo, sobre todo, las pequeñas cosas. El
sonido que producían los fluorescentes al encenderse. El olor del laboratorio
de química. Los recreos, remanso de paz y bullicio a partes iguales. Las prisas
para no quedarnos sin el bocadillo de tortilla. Las parejitas dándose besos
furtivos. La aprensión al pasar por detrás de aquella portería de fútbol que
nunca tuvo red. El calor que pasábamos cuando llegaba el buen tiempo y los
radiadores estaban a tope (y lo mismo en invierno, pero al revés). El tono de
los profesores, amenazante en algunos, tranquilizador en otros, vehemente en la
mayoría. Los sudores fríos al llamar a la puerta cuando llegabas tarde a clase.
La sensación de novedad que suponía ir al aula de informática, a la de
tecnología, o incluso al pabellón. El sonido de la campana. Los grafitis del
patio. Las risas con los amigos y amigas. Eso,las “pequeñas” cosas.
Ana Cristina González. Promoción 2010
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EL ÁRBOL DE LA CIENCIA
ResponderEliminarLa profesora anunció que quedaban treinta minutos para entregar el examen. Miró distraidamente su reloj y después se acercó a la ventana.
Observó el tilo que alzaba con templanza sus ramas en el parque. Estaba al borde de un atajo dibujado por los pasos, lejos del empedrado, ofreciendo al caminante el aroma de la madera madre de estrellas, libros, pianos y carboncillos.
El saber —pensó— necesita inevitablemente la complicidad de la tregua.
—Profesora Quirón— preguntó el alumno de la tercera fila— ¿Puedo darle ya el examen? He terminado.
—Por supuesto, Aquiles. Puedes entregarlo.
Ascensión Martín Granado. COU del 84 ¿no?
LA VIDA, UN BOCADILLO
ResponderEliminarQue la vida iba en serio uno –dicen– lo empieza a comprender más tarde.
Entonces la vida que queríamos llevarnos por delante era caliente, fina y jugosa. Eran los tiempos en que apretabas el amor entre las manos y te crujía al llevártelo a la boca; los tiempos en que disfrutabas de la alegría –la más alta– de vivir en los pronombres; los tiempos en que todos los amigos, a quien amabas sobre todo tesoro, vivían sentados a tu alrededor; los tiempos en que ella –amé cuanto tenía de hospitalario– sabía lo que tú solo te imaginabas; los tiempos en que hacías vida en el teatro y teatro en la vida (¡Menos mal que habías desconectado la alarma, imbécil!); los tiempos en que redactabas esquelas (la familia no recibe) de los héroes caídos en Troya (Una salus victis, nullam sperare salutem); los tiempos en que las clases eran –sé que el símil no es el más logrado, pero se me entiende– como comerse un bocadillo: a veces nos las tragábamos a trozos enormes como los pavos, con un golpe seco en el esternón para hacerlas bajar; a veces, por mucho que las masticáramos, se nos hacían bola y otras las paladeábamos con calma, con deleite, con atención, partiendo en pedacitos los pedacitos, cuidando de que no se nos fuera al suelo ni una miga.
El mundo era el instituto de Garrido (los de nuestra generación, los que conocimos el barrio cuando era una aldea de casas de barro y cañabrava, seguimos utilizando su apellido de soltero). Era tan reciente que muchas cosas carecían de nombre y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo. El mundo era –para qué gastar otro símil que quizá le sirva a algún poeta– uno de aquellos bocadillos de tortilla de patata, caliente, fina y jugosa, abrazada por media barra de pan crujiente. El mundo empezaba a oler a vida a las diez y media, cuando a la clase de latín (Eso de “Masinisa, estando a punto de morir…” sigue sonando a latín… Póngalo usted en cristiano, ande…) o a la de Física y Química (eseocuatrohachedos… No sé cómo, pero yo siempre acabo en el ácido sulfúrico) llegaba el aroma de aquella tortilla, de aquel instituto, de aquel mundo, de aquella vida que jamás he vuelto a probar.
Han pasado treinta y nueve años. No he dejado que la vida que quiero llevarme por delante se me seque y se me enfríe. Sigue crujiendo el amor cuando lo aprieto con las manos y me lo llevo a la boca. Sigo rodeado de un apolíneo sacro coro de amigos que se sientan a mi lado. Ella sigue sabiendo lo que yo solo me imagino. Sigo haciendo teatro (quizá ahora dejo que el teatro me haga a mí) y ahora soy yo quien intenta que los alumnos puedan digerir, si no con deleite si al menos con cierto agrado, mis bocadillos de pasados, seresiestares y subjuntivos… Pero aún no he comprendido eso que dicen de que la vida iba en serio. Quizá lo logre el día en que, vuelto ya al anónimo eterno del desnudo, me reencuentre con aquella tortilla del instituto de Garrido.
Alberto Buitrago Jiménez. Promoción de 1978.